He tardado en enviaros fotos nuevas de Marea, pero creo que la espera ha merecido la pena.
En el mes de abril nació nuestro hijo Mario y puesto que
muchas veces he leído en diversos foros casos de mujeres o parejas que se deshacen de sus animales de compañía ante la llegada de un bebé, quería ver
cómo nos iba a nosotros y contaros nuestro caso junto con esas fotos.
Pues bien, puedo deciros que, desde el primer día, el comportamiento de Marea y Vera, nuestras gatas, ha sido excepcional. El día que llegamos a casa con el peque, lo pusimos en el cuco encima de la cama y les dejamos que se asomaran a olerlo, para que así lo relacionaran con el olor de los pañales
y la ropita que mi marido les había ido llevando desde que nació Mario y mientras duró la estancia en el hospital. No hubo ningún problema.
Vera se convirtió en la guardiana de Mario y Marea pasó olímpicamente de él, simplemente decidió que no le interesaba mientras a ella se le siguiera
haciendo caso. Desde un par de semanas antes de naces Mario, las nenas dormían en un cestito en la puerta de nuestra habitación, pero sin entrar
en ella...Les costó un poco acostumbrarse pero fue cuestión de una semanita...
Una vez que Mario llegó a casa, durante 3 semanas seguimos durmiendo nosotros en la habitación y ellas fuera, pero a partir de ese momento, mi marido cuando se iba a currar las dejaba entrar a nuestra habitación hasta que yo me levantaba. Así se fueron acostumbrando al bebé y su moisés, hasta que dejó de ser una novedad.
Desde ese momento, en casa hay puertas abiertas y todos/as hemos recuperado nuestro sitio en la casa:
Marea duerme donde le viene en gana y Vera a los pies de la cama.
Algunas cosas ya han cambiado, como que ahora Marea es la más cariñosa con Mario (se acerca, lo huele, se roza con su cabecita...y deja que el peque le tire del pelo en cuanto se acerca a su radio de
acción....
Además, Marea y Mario comparten la manta de actividades y de hecho Marea es otra actividad más, porque se suele poner alrededor de Mario y éste no para de querer alcanzarla, partiéndose de risa. Vera tiene un poco más de respeto por el peque, aunque también se acerca a olerlo...